El que me dedique a la ciberseguridad no significa que sea inmune a los timos.
Ya he contado en más de una ocasión cómo han conseguido engañarme, a mi o algún familiar, con algún fraude online.
En este caso sabía que estaba jugando con fuego, pero quise probar suerte y, en efecto, acabé siendo estafado.
Afortunadamente, pude recuperar mi dinero.
Te cuento cómo pasó todo por aquí.
Índice de contenido
- El comienzo: Contrato un servicio digital con sede en España
- Comienzan los problemas: Dependencia de plataformas de terceros
- El servicio desaparece de Internet y comienzo los trámites de denuncia ante PayPal
- Para pagos online, plataformas como PayPal y garantías de un intermediario de confianza
- Qué hacer para evitar ser víctima de fraudes
- Otros fraudes que deberías conocer
El comienzo: Contrato un servicio digital con sede en España
Hace meses, buscando una plataforma para un tema que quería subcontratar, acabé dando con una supuesta empresa que ofrecía justo lo que buscaba, y que además era española (es decir, está obligada a cumplir la regulación europea).
Por supuesto, en su web no había información fiscal. Pero accediendo al servicio di con el sistema de facturación, y desde él, haciendo un poco de OSINT, con la persona que está detrás del servicio, que por lo que vi había creado varios servicios de marketing digital.
Que te preguntarás que para qué hice todo esto… Pues precisamente porque no me fiaba mucho del servicio, y soy de los que prefiere evitar problemas a futuro recopilando la máxima información posible de antemano.
El caso es que acabé contratando un pack por créditos para probar. Daban opción a pagar vía PayPal, así que no debería tener problema en caso de fraude.
Y tengo que decir que durante alrededor de seis meses el servicio funcionó correctamente. Con algunos problemillas (ellos hacían de intermediarios con el cliente final, por lo que a veces hubo problemas con la entrega del servicio que solían remediar tras avisarles, concediéndome algunos créditos extra como disculpa), pero en líneas generales sin queja alguna.
Yo pagaba cuando tocaba, y recibía lo que había contratado más o menos cada mes.
Así que todos felices.
El caso, y no pongo por aquí pantallazos por lo que explicaré más adelante, es que este servicio en particular dependía, como digo, de una plataforma de terceros, y también de lo que ellos subcontrataban a usuarios de dicha plataforma.
Y ya sabes que esto es mala idea SIEMPRE. Mira si no lo que les ha pasado a todos los clientes no oficiales de Twitter de la noche a la mañana…
Es decir, que era el típico negocio que funciona mientras que tanto la plataforma como la comunidad que hay en ella estén por la labor de cooperar.
Comienzan los problemas: Dependencia de plataformas de terceros
Así llegamos a diciembre, momento en el que, como cada mes, contrato su servicio, y como suelo hacer, a mediados de mes reviso en la intranet de la herramienta cómo van los encargos.
Para mi sorpresa, me doy cuenta de que no se ha hecho nada, pero como caían fiestas por el medio, lo dejo correr hasta principios de enero, momento en el que les escribo para pedir explicaciones.
Me responden dos días más tarde para confirmarme que, en efecto, estaban teniendo problemas a la hora de gestionar los pedidos de sus clientes.
Al parece (y es probable que así sea, ojo), la plataforma de la que dependen (Google en este caso) había hecho cambios en su sistema, y probablemente el servicio que tenían creado a partir de ella no está funcionando correctamente.
En todo caso, me recomiendan tener paciencia, ya que para el mes siguiente todo volverá a funcionar a la perfección.
Yo, que ya me las veía venir, busco entonces otra plataforma para poder seguir con la estrategia inicial, y espero entonces a febrero.
Y, en efecto, llega febrero y seguimos sin recibir el servicio.
Les vuelvo a escribir, tanto por chat como por email, y nada.
A finales de ese mes, intento entrar en la intranet, y me sale un error de página no encontrada temporalmente.
Pinta mal las cosas, vaya. Esta es la razón de que no comparta pantallazos de la página. Ahora mismo la web ya no existe.
Les vuelvo a escribir por email para informarles de que o me devuelven el dinero, o los denuncio a PayPal.
El servicio desaparece de Internet y comienzo los trámites de denuncia ante PayPal
Aquí entra la importancia de haber pagado todo mediante PayPal.
Entro en mi cuenta de PayPal, busco la última mensualidad que pagué del servicio, y le doy a la opción de pedir la devolución.
El proceso en PayPal es bastante lento y pesado, ya que además de completar toda la documentación que te piden para demostrar que tienes razón, debes primero pedir la consulta al proveedor del servicio o producto, y esperar varias semanas para poder escalar la denuncia a PayPal.
En esa denuncia, dejo claro que el servicio se ofertó correctamente durante varios meses hasta que un buen día dejó de ofrecerse. Les adjunto los pantallazos que he ido colocando por aquí arriba en el post, y también el enlace a donde antes estaba la página, que ya no es accesible más que por servicios como archive.org.
Todo esto lo hice un 2 de marzo, y tuve que esperar hasta el 19 de ese mismo mes, momento en el que PayPal me recordó que el proveedor no había respondido, y que si quería escalarlo a PayPal, debía volver a meterme en el Centro de Resoluciones de PayPal (ES) para actualizar la disputa.
Dicho y hecho.
A finales de marzo recibí un email de PayPal avisándome de que me daban la razón, cerrándome el caso y devolviéndome el dinero robado.
Para pagos online, plataformas como PayPal y garantías de un intermediario de confianza
De nuevo, un ejemplo de guión de cómo cuando contrates un servicio o pagues un producto en una web que desconoces, SIEMPRE SIEMPRE debemos hacerlo con un servicio que ofrezca garantías como es PayPal.
Pagamos más, sí (la mayoría de vendedores cobran un extra por hacer el pago mediante PayPal), pero en caso de que sea un timo o no nos den el servicio/producto acordado, podremos recuperar el dinero.
¿Eso significa que si pagamos con tarjeta no podremos recuperar el dinero? Tampoco es eso, y por aquí explicaba hace tiempo cómo es posible recuperar dinero robado de nuestra cuenta bancaria o tarjetas. Pero es bastante más complicado, y no siempre es efectivo, a diferencia de con PayPal, donde sí o sí tenemos una garantía de devolución.
Un caso semejante al que hace años contaba con un compañero al que le habían estafado 1.200 € tras un robo de cuentas publicitarias.
Qué hacer para evitar ser víctima de fraudes
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A ver, no se si esto lo consideraría de robo a fraude, más bien parece que la empresa se fue a pique y los clientes los dejaron colgados. Me recuerda cierta empresa que llevaba un matrimonio y que al separarse ella lo llevó a juicio y se quedó con la empresa. Pero como estaba basado en un desarrollo que llevaba él, pues en un momento dado se empezaron a caer todos los servicios dependientes y la empresa se fue a pique. Recuerdo que el marido nos decía, en cualquier momento les dejará de funcionar y no sabrán levantarlo, os podéis venir a mi nueva empresa cuando queráis y así fue.
Y aquí utilizaste un recurso interesante que muchos hemos utilizado, que es la externalización del riesgo, utilizaste el seguro de paypal para que paypal te pagase, probablemente, en este caso, no les pagaría y listo, pero no deja de ser más bien un seguro. Y de no cerrar la empresa igual hasta te lo devuelven, quien sabe
Pero vamos, este tipo de medidas son las que debemos intentar adoptar cuando trabajamos con empresas que mi abuelo denominaba «de pela y chola» «pela» es una forma muy informal de denominar peseta y chola es un cachete, o lo que es lo mismo, una empresa que funciona como puede en la que se invierte pocas perras y que cuando algo no funciona se le da un cachete pa ver si se arregla
Po zí, Khepper, po zí.
Ya me daba poca seguridad inicialmente, y mira, no acabé muy equivocado…