Publicaba hace escasos minutos el artículo en español del fin de semana del Centro de Investigación de la Gestión Tecnológica del Riesgo, con un recopilatorio de algunas de las noticias fail relacionadas con el mundo de la seguridad publicadas hoy 28 de Diciembre, Día de los Santos Inocentes en España.

edward

El artículo no tiene desperdicio (aunque quede mal que lo diga :)), pero de todo lo expuesto, me quedo sin duda con el último punto (enlace incluido), que cita algo tal que así:

Por supuesto, todo esto sería disparatado cualquier otro día que no fuera el 28 de diciembre. Pero hoy, hasta lo más disparatado puede ser realidad. Por ejemplo, que un juez declare que el espionaje de la NSA puede ser legal (ES). No hay ningún incumplimiento de los derechos fundamentales del ciudadano ¿Cómo se os queda el cuerpo?

Pues lo dicho, ¿Cómo se os queda? Porque esto sí va en serio, pese a las fechas de publicación.

Después de meses de goteo (cuidadosamente controlado por esos medios tipo The Guardian, que a cada paso proponen un futuro distópico en el que la información irá llegando poco a poco para sacar más negocio, esté en juego o no las libertades y derechos de los ciudadanos) sobre asaltos a la privacidad, parece que un lumbrera, William Pauley, juez de Manhattan, desestimaba ayer la denuncia por tácticas anticonstitucionales de la NSA presentada por la Unión Americana para las Libertades Civiles (ACLU). Una decisión totalmente contraria precisamente a la que tomó otro juez, en este caso Richard Leon, en una denuncia similar (ES).

Y es que al parecer, el escudarse en las restricciones temporales de una ley que fue escrita cuando Internet no existía y el único método de comunicación era la carta, funciona. Me enerva la sangre que un sistema haya sido capaz de lavar la cordura de una sociedad, hasta tal punto de ofrecer un método sistemático de espionaje masivo bajo el amparo de la protección de la ciudadanía, de la lucha contra el terrorismo. Que esa red tejida escrupulosamente durante años y años de mentiras, de asaltos a la constitución y a los derechos humanos siga con la potestad de hacer y deshacer a su antojo, pasando por encima de aquellos que les votaron. Una democracia podrida, interesada, obcecada en ver enemigos donde no los hay. La persecucición y ahogo económico y social a las escasas figuras que se levantan y dan al mundo lo que el mundo debería saber.

Una sociedad que vive bajo el miedo que sus gobernantes pacientemente han instaurado como eje del discurso principal, alejándolos de la realidad, abstrayéndolos de la cordura. El control por el control. El Gran Hermano, ese ojo que todo lo ve, oculto bajo una falsa fachada de humildad.

Vergonzoso, simplemente vergonzoso.