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Dicho sea de base que quien escribe estas palabras es un fiel defensor (y consumidor) de esport.

En su día de hecho llegué a estar top 3 de un servidor del WoW en arenas 3vs3, de cuando estábamos en la Burning Crusade (no la actual del WoW Classic, sino la original).

Lo que no quita que vea elementos que son claramente nocivos si queremos considerar algunos de estos juegos un exponente digital de los deportes competitivos.

El LoL te puede gustar más o menos, pero de base ha sido diseñado para el mundo competitivo, y creo que pocos podrán llevarme la contraria a la hora de decir que lo cumple, y con creces. Que no hay suspicacia alguna en el modelo de negocio.

Un modelo precisamente freemium, y que pese a ello antepone el deporte a las ansias esperables de monetización que tiene la compañía que está detrás.

La cosa, sin embargo, empieza a complicarse con otros títulos.

Uno que me ha tocado vivir muy de cerca es el Hearthstone. De nuevo, otro juego free to play.

¿Puede un chaval llegar a Leyenda (para que nos entendamos, el rango más alto) con una cuenta recién creada?

Pues sí. A poco que busques «Road to legend» en Youtube te saldrán no pocos vídeos de youtubers y streamers que en cosa de un mes han partido de una cuenta gratuita recién creada, y han acabado la temporada en rango leyenda sin meter ni un mísero dólar.

¿Es un juego justo a nivel deportivo?

Ya no lo tengo tan claro.

  • Si lo comparamos con el resto de deportes tradicionales, sí.
  • Si lo comparamos con la idea filosófica del deporte de competición, ya no tanto.

Y es que el Hearthstone, como cualquier otro juego basado en la construcción previa de mazos, depende de un meta que cambia cada cierto tiempo (hay expansiones cada tres o cuatro meses, y los desarrolladores van poco a poco equilibrándolo). Lo que hace que haya temporadas quizás mejor equilibradas, y otras donde el tener X baraja con X cartas en particular ayude a que potencialmente asciendas más fácilmente en la clasificación.

Nada, recalco, que sea extraño en cualquier otro deporte competitivo.

Sin ir más lejos, Fernando Alonso podría ser el mejor piloto del mundo (o al menos de los mejores), que como no tenga detrás además a una gran escudería (o mejor dicho, un gran fajo de billetes), ya hemos visto que no puede ganar carreras.

Que hay deportes competitivos donde además de ser muy bueno (obviamente), requieres de unos recursos para competir, como mínimo, en igualdad de oportunidades.

Esto es así.

El Real Madrid es uno de los mejores equipos de fútbol porque tiene el dinero suficiente como para comprar a algunos de los mejores jugadores, entrenadores, instalaciones… del mundo.

¿Puede un desconocido llegar a unas Olimpiadas y de pronto alzarse vencedor? En su día quizás, pero conforme se industrializa el mundo del deporte competitivo, las barreras de entrada son cada vez mayores, lo que reduce las posibilidades de que ese don nadie de pronto esté entre la élite.

Esto es así, como decía, en casi todos los deportes, sean o no electrónicos.

Ahora bien. En algunos de estos últimos se juntan una serie de puntos que, en suma, deberían preocuparnos.

No porque los esports sean malos per sé. Ya he dicho que todo lo contrario.

Sino porque en algunos casos, como veremos a continuación, la cosa puede tener un carácter aún más perverso.

Hablemos del FIFA Ultimate Team

A veces a los jugadores se les olvida que el juego más jugado en un país como España (con permiso de juegos móviles como Candy Crush Saga o de fenómenos más o menos estacionales como Fornite), año tras año, es el maldito FIFA.

Hay literalmente millones de jugadores echando sus horas en el juego deportivo por antonomasia.

Un juego de pago, que un buen día decidió muy acertadamente sacar un modo de juego (Ultimate Team) en el que el jugador puede crear su propio equipo y batirse contra el resto del mundo.

Hasta aquí, todo normal.

La cosa es que para conseguir los jugadores, primero tienen que tocarte en un sistema de cromos.

De nuevo, algo totalmente normal. El mismo Hearthstone funciona de esta manera, y como ya he dicho, funciona.

La única diferencia es que conseguir según qué cromo, por cómo está de desequilibrado artificialmente el sistema de GACHA probabilístico, hace físicamente imposible que alguien consiga el mejor equipo (el que se sabe por el meta actual que es el mejor) sin invertir dinero.

Que se mantenga en la élite únicamente porque es muy bueno jugando.

Pues bueno, oye, lo acetamos también. A fin de cuentas esta es la historia de cualquier otro deporte competitivo con unas barreras de entrada económicas específicas.

Pero decía que aquí se juntan algunos puntos que ya hacen considerar a algo como el UT de FIFA de todo menos un juego competitivo.

Hablo de que:

  • Por un lado, el juego se vende como para niños. Cuando por sus mecánicas, que recordemos que han sido creadas en EA por expertos del mundo del gambling, claramente debería estar considerado para mayores de edad. Es más, si al final esta primavera entra en funcionamiento la nueva ley de protección juvenil alemana (EN), el FIFA será considerado por primera vez en este país un juego que solo se puede vender a mayores de 18 años. Eso o que Ultimate Team se separe como un spin off del juego principal, vendiéndose por separado para mayores de 18 años.
  • El que exista un competitivo da la falsa ilusión de que estamos ante algo en lo que si entrenamos lo suficiente, podremos llegar a estar en la élite: Un problema cultural al que ya le dedicamos una pieza reciente, y que requiere por tanto de una concienciación más estricta. La realidad es que la ínfima parte de los jugadores (de los deportistas si metemos en el saco también a los deportes tradicionales) llegan a poder vivir de ello, generando una falsa dicotomía entre el tiempo que dedicas a ello y la salida profesional. No es por tanto culpa únicamente del FIFA, de Electronic Arts, o de los esports, pero es algo que les afecta también, y sobre todo, a ellos.
  • Hay un gran negocio alrededor de la venta de «cromos» y jugadores del UT: Por si fuera poco, el negocio de EA estos últimos años ha sido precisamente el pulir al máximo ese GACHA que han conseguido crear alrededor de la compra de cromos para el Ultimate Team. Algo totalmente lícito teniendo en cuenta que EA vive, entre otras cosas, de las micro-transacciones. Pero que se complica tras la constatación de que a según qué equipos de esports se podría estar vendiendo no ya los sobres (como a cualquiera de nosotros), sino directamente los cromos de jugadores que necesitan para completar la plantilla meta de esa temporada. Eso y que precisamente muchos de estos equipos están obteniendo beneficio económico creando vídeos para niños donde se abren estos sobres, alimentando aún más ese círculo vicioso.

Ahí es donde se rompe esa competitividad sana esperable de un deporte competitivo, y pasa a ser otra mierda.

Si para ser competitivo tienes que tener además de mucha skill, un buen fajo de billetes… y saber picar en la puerta adecuada para que artificialmente a ti te toquen las herramientas adecuadas (los cromos de jugadores top del momento), y que además, a sabiendas de que aunque requiera para eso invertir grandes sumas de dinero, te va a salir rentable no solo por la competición en sí, sino porque generas contenido enfocado a niños (personas menores de edad) incitándoles a que gasten el dinero de sus padres en más cromos…

No es para nada una broma.

Que tú, o yo (es decir, personas adultas) queramos gastarnos 100 o 200 euros al mes en un juego como el FIFA UT, me parece perfectísimo. Es tu dinero (o el mío), y hacemos con él lo que nos da la real gana.

El problema aparece cuando el target al que está enfocado ese tipo de contenido no somos tú o yo, sino menores de edad. Cuando quienes diseñan estos sistemas son psicólogos conductuales expertos en la manipulación, y que vienen de trabajar en una industria para adultos como es la del gambling y los casinos. Y cuando además se vende tanto el juego como ese contenido, como si fuera para todos los públicos.

Recientemente en un estudio de GambleAware (EN/PDF) sobre la relación de las loot boxes con los juegos de azar en el que colaboraron investigadores de la Universidad de Plymouth y la Universidad de Wolverhampton, se llegó a la conclusión de que:

  • El 93 % de los niños juega a videojuegos, y hasta un 40% de ellos abrió en algún momento cajas de botín.
  • Un 5 % de los jugadores son los responsables de la mitad de los ingresos por cajas de botín. Son los llamados «ballenas», figuras clave para la monetización de este tipo de títulos, y que por cierto no tienden a ser precisamente ciudadanos de nivel adquisitivo alto o medio.
  • 12 de los 13 estudios mencionados en el informe han encontrado conexiones «ambiguas» con los problemas del juego de azar.
  • Los varones jóvenes son los más propensos a utilizar cajas de botín, y en especial los de una educación más baja.

Que si el FIFA, y en definitiva todos los juegos que tengan mecánicas de GACHA activas, son tipificados como para mayores de edad, y se hace una cruzada realmente activa para evitar que se vendan a menores (un padre siempre va a poder comprar el juego a su hijo, pero que al menos el niño no pueda ir a la tienda y comprarlo, o que por defecto vengan con sistemas parentales que eviten la compra impulsiva y alerten de los riesgos de caer en una potencial ludopatía), pues oye, hemos venido a jugar, somos personas adultas, e igual que me parece totalmente lícito echarse unas monedas en una tragaperras, me parecería perfecto que hiciéramos lo propio en el FIFA.

Pero no me lo vendas como un esport, cuando quien está arriba lo hace, en parte, porque tiene un acceso directo a según qué cromos, cuando el resto de mortales tenemos que pegarnos con la ruleta para con tiempo, dinero y suerte, conseguir el dream team de esta temporada.

El LOL, volviendo al ejemplo del principio, es un juego freemium competitivo que realmente es free to play. Y pese a todo, Riot mueve millones de dólares en ganancias con las dichosas skins, sin que por ello genere un competitivo amañado.

¿Es tanto pedir que el que es el videojuego más jugado de países como España también lo haga? ¿O que en caso de que el negocio sea incompatible, como me temo que pasa, deje de considerarse un deporte competitivo, un esport, y lo llamen otra cosa, como podría ser un juego de tragaperras solo para mayores de edad?


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