Si ayer hablábamos de La importancia de un ecosistema de datos abiertos, hoy hablaremos de los inconvenientes y muros que nos encontraríamos para su creación.

Open_Data El primero de todos, a mi punto de ver, es la necesidad de educar al usuario y a las compañías de los buenos hábitos en materia de privacidad y uso de datos digitales. El tema es complicado, pero poco a poco estoy observando una mejoría al respecto, bien sea por parte del poder en algunos estados, o bien sea por la propia sociedad, que auto-aprende de sus errores.

La LOPD es un buen ejemplo de guía de bolsillo para tratar datos personales, que en un ecosistema abierto deberían ser totalmente anónimos. El verdadero potencial de la información pasa por la información, y no por la identidad. Un cambio de concepto que ya adelanté recientemente en Dibujando el futuro de la web social, y que hoy cobra más sentido si cabe.

Abstrayéndonos del emisor, la información sigue valiendo lo mismo, y es por tanto tan útil como antes de cara a explotarla convenientemente para nuestros intereses.

El generar una masa crítica de datos y figuras que participen activamente es otro de los problemas asociados a la creación de una sociedad de datos abiertos. Y es que el principal activo de una plataforma de tales dimensiones son sus dimensiones, que dependen de la comunidad (una suerte de crowdsourcing). A más figuras implicadas, más información, y por tanto más valor tiene, lo que atraerá a nuevas figuras. Un inconveniente que se soluciona ofreciendo una plataforma sencilla y cómoda de trabajar (en tanto a APIs se refiere), abierta, y que responda a las inquietudes de cada uno de los figurantes.

Así es como llegamos al principal miedo de toda empresa, la monetización. Porque hacer todo esto de forma filantrópica es algo utópico. Sobre este tema, podríamos hablar largo y tendido (a fin de cuentas, si tú compartes favoreces la plataforma, que acabará por ofrecerte una retroalimentación que seguramente antes no estaba a tu alcance). Pero puesto que muchas grandes compañías (y pequeñas, lamentablemente), tienen los ojos fijos en corto tiempo (los diabólicos presupuestos trimestrales), dicha plataforma debería contar con un sistema de suscripción basado en la necesidad de datos y las aportaciones de la figura. De esta manera, se favorece la participación activa de todos los figurantes, se ofrece un servicio que podría ser premium (con lo que las startups y la comunidad de desarrolladores no verían mermada su presencia) y las grandes compañías tendrían ese ansiado retorno de la inversión a corto plazo por otras grandes compañías. Un pez que se muerde la cola. Un máquina de engranaje perfectamente engrasada. Todo esto sin hablar de la importancia de normalizar un tráfico de datos que hoy en día se hace indiscriminadamente, sin control ninguno, y en contra de los intereses del cliente.

Las instituciones públicas y los gobiernos han dado un paso adelante. Seguridad y apertura basada en la transparencia. Un modelo que funciona, que es más pragmático, más barato, menos complicado, y para colmo aporta un nuevo paradigma de la información. Un baúl del saber humano, explotable, que repercutirá como nunca se ha visto en la manera de comprender nuestra naturaleza, y todo lo que nos rodea.