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Lo he hablado en más de una ocasión, y no me importa volver a repetirlo:

El paradigma de pago por producto en entornos puramente digitales es muy difuso, y no tiene nada que ver con la idea que tenemos de pago por producto en entornos físicos.

El último ejemplo lo teníamos hace unos días.

Cualquiera que haya comprado ebooks a través de la tienda de Microsoft se encontrará con una desagradable noticia: todos sus libros serán eliminados este mes (EN).

Al menos, eso sí, han tenido la decencia de ofrecer la posibilidad al usuario de solicitar su reembolso.

Que la cosa tiene más miga de la que a priori parece.

Tú has comprado un producto (comprado, no alquilado ni suscrito a un servicio), que en este caso es un libro. Un libro que tienes descargado en TU dispositivo.
Pues debido a que la compañía a la que lo has comprado, que casualmente es dueña del sistema que utilizas para leer ese libro, ha decidido dejar de pagar el DRM, ese libro va a ser eliminado de tu biblioteca.

Aunque lo tengas descargado, no vas a poder leerlo ni tan siquiera en local.

Y recalco que es una compra (has pagado su precio de mercado). No es que estés suscrito a un servicio de tarifa plana ni nada por el estilo.

Algo que en la industria del videojuego llevamos sufriendo desde hace años.

Mi biblioteca de Steam, que tiene ya la friolera de casi medio millar de juegos (¿habré abierto tan siquiera una tercera parte?) tiene unos productos que son míos… mientras todos los miembros de la cadena de suministro decidan que puede seguir siendo míos.

Si alguno de ellos, por la excusa que sea, ve oportuno echar para atrás el producto, ya no solo es que no podré acceder a aquellas funcionalidades que dependan de la nube de Steam o la compañía de turno (lo que sería normal), sino que incluso aunque lo tenga en local instalado no podré utilizarlo.

He pagado por un producto en un momento específico en el que tenía derecho absoluto de explotación personal, y de pronto me encuentro con que ya no lo tengo.

El otro día hubo bastante jaleo precisamente con una campaña de crowdfunding de un remake de un título japones de hace ya bastante tiempo (Shenmue 3).

El caso es que los que en su día pagaron por la versión de Steam del juego, de pronto se enteraron que para cuando salga el juego (dentro de unos meses) no se le entregará la copia en Steam, sino en la Epic Games Store (otra aplicación distinta, vaya).

Simplemente porque por temas puramente económicos a estos desarrolladores les ha interesado más sacarlo ahí en exclusiva (más royalties) que en Steam.

Después de la oleada de críticas, al final se ha llegado a un punto medio (EN) en el que:

  • O bien aceptas la copia de Epic.
  • O bien te devolverán el dinero.
  • O bien esperas unos meses más a que acabe la exclusividad con Epic para poder instalarlo en Steam.

Y sí, que en este caso hablamos de una campaña de crowdfunding, y que a veces la gente obvia que apoyar mediante micromecenazgo NO es comprar.

Pero vuelve a ser una alerta para navegantes.

En su día dije eso de que soñaba con un mundo con menos derechos físicos y más digitales. Y sigo en mis trece.

Falta aún mucho camino por recorrer en este sentido. Más aún siendo conscientes de que vamos de camino a un escenario prácticamente dominado por el pago por servicio.

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