Hoy leía en el blog de Enrique Dans uno de estos extractos con los que tanto le gusta empezar (o terminar) una entrada. Pertenece al “The signal and the noise: why so many predictions fail – but some don’t“, de Nate Silver, y cuya traducción dice así:

Los libros ya existían antes de Gutenberg, pero no se escribían muchos, y no eran muy leídos. En realidad, eran artículos de lujo para la nobleza, producidos como copias únicas por los copistas. El precio por la reproducción de un manuscrito era de aproximadamente un florín (una moneda de oro de un valor de unos $200 dólares de hoy) por cada cinco páginas, por lo que un libro como el que usted está leyendo ahora costaría alrededor de $20,000.

Además, vendría con todo un rosario de errores de transcripción, porque sería una copia de una copia de una copia, y los errores se habrían multiplicado y transformado en cada generación (…) La imprenta cambió todo eso, y lo hizo de una manera profunda y permanente. De un día para otro, el coste de producción de un libro disminuyó en cerca de 300 veces; un libro con un precio de $20.000 en dólares de hoy pasó a costar $70. La imprenta se extendió rápidamente por toda Europa, desde la Alemania de Gutenberg hasta Roma, Sevilla, París y Basilea en 1470, y al resto de las grandes ciudades europeas durante los siguientes diez años.

El libro pasó con la invención de la imprenta de costar unos $20.000 a tan solo $70, lo que en general, se tradujo en que el libro pasó a ser dominio de la sociedad, y no solo de la alta nobleza. Se expandieron los horizontes culturales a un ritmo como jamás había experimentado la raza humana, y dio como resultado la sociedad actual y el «libre pensamiento».

Pero no fueron todo un camino de rosas. Ahí estuvo la Santa Inquisición, que persiguió como algo diabólico el abandono del manuscrito, en un acierto de estrategia por mantenerse con vida (la plebe es más fácil de manipular si no tiene conocimiento).

Y ahora pensemos en la actualidad, cuando un libro electrónico (E L E C T R Ó N I C O) lo intentan vender a 10, 12€. Ahora pensemos en las canciones de iTunes (o cualquier medio de difusión usado por las discográficas), y su precio que ronda el euro y medio, y trasladar eso a hace 6 siglos.

¿De verdad no encontráis coincidencias?

  • Una punta de la pirámide jerárquica basada en el engaño de épocas pasadas.
  • Un nuevo modelo que abarata costes y acerca el conocimiento a un sector más amplio.
  • La lucha de los que están arriba y ostentan el poder por evitar una evolución que seguramente acaba relegándolos a un segundo plano.

Y por si no os parece suficiente, os recomiendo estos dos artículos que escribí ya hace un tiempo:

Afortunadamente en este caso, y como ya se demostró en su momento, los reyes acaban siendo destronados por el pueblo.

Tarde o temprano.