Después del fiasco que supuso la salida a la venta de la tablet Surface RT.

Microsoft presentaba este fin de semana el inicio de las ventas (en EEUU únicamente) de su hermana mayor, Surface Pro (aquí una entrada para comprender las diferencias entre los dos dispositivos).

SurfacePro

Ni el ya comentado engaño en el espacio del disco duro (del cual se hacía eco Antonio Ortiz en una entrada reciente), ni el escepticismo de los inversores por el cambio de rumbo (un servidor lo considera más un despertar de un letargo de más de una década) de la compañía, lograron paliar lo inevitable: La Surface Pro, esa tableta de 899 dólares (versión 64GB, que te quedan en veintipoco) y su homóloga con el doble de espacio y 100 dólares más, se agotaba en apenas unas horas.

Y es que estamos ante el primer producto killer laptop del mercado, que sí podría en un futuro terminar con el sentido del portátil (recordemos que este año ya vivimos el «primer asesinato» de un dispositivo móvil, el netbook, frente a los ultrabooks).

Por supuesto, y aunque las 10″, los 4GB de RAM y el procesador i5 den para bastante, no podemos esperar hoy en día tener la potencia de un portátil o un sobremesa en una tableta, pero Microsoft agrega por fin un activo de valor: el sistema operativo sí es el del escritorio, sí es el que usamos en el trabajo, y no un SO capado para dispositivos móviles.

En la Surface Pro puedes hacer casi todo lo que puedes hacer en el portátil, trasladando todos los usos que hacemos en éste, a excecpción de aquellos procesos de verdad más exigentes (videojuegos, diseño vectorial y renderizado 3D).

Hablamos del primer dispositivo real, y por ello no es perfecto. Se calculan unas 4 horas de autonomía (hablamos de procesador x86, y es lo que hay cuando prescindes de la principal, y casi única ventaja del ARM), y un único USB 3.0. Afortunadamente, el teclado se conecta aparte, pero también hay que comprarlo aparte, y no es barato precisamente.

Supongo que más de uno estará pensando en los convertibles, aunque el concepto difiere, ya que lo que vende Microsoft es una tableta que puede ser usada como centro de trabajo, y no al revés. Con todas las de la ley, puedes usar el Surface Pro para las tareas cotidianas de una tablet, y además trabajar a un nivel aceptable sin los problemas de maniobilidad del laptop.

El precio lo hará asequible únicamente para aquellos usuarios intensivos o fans de la ventanita, pero es de agradecer que una empresa que durante más de una década ha estado dormida, viviendo de lo que en su día fue, tome ahora las riendas de la evolución tecnológica, con un sistema operativo híbrido, un acercamiento a la integración del software móvil con el del escritorio de los próximos años.

Os dejo con el spot publicitario, que no tiene desperdicio:

(vídeo no disponible)

Por cierto, ya se puede instalar Linux 🙂