En el 2015 abrí este proyecto al micromecenazgo.
Tras 4 años de no ver un duro por un trabajo que me llevaba cerca de media jornada diaria, decidí que ya era hora de que quien quisiese, lo apoyase con lo que valía un café.
Y lo hice de tres maneras:
- Patreon: El sistema principal, que todavía sigue vigente, y al que cada poco le añado más y más contenido exclusivo.
- PayPal.me: Uno para donaciones puntuales, que también sigue vigente aunque apenas tiene transferencias (más que nada porque llevo meses sin hablar de él).
- ChangeTip: Con un funcionamiento semejante a PayPal (donaciones puntuales), pero con la diferencia de operar tanto en dólares americanos como en bitcoin.
ChangeTip hace años que cerró, pero antes de que se fuera algunos mecenas me donaron lo que equivaldría a unos 14 euros de la época.
De esos 14, pasé como 10 a mi cuenta de PayPal. Y de hecho no pasé los 14 porque me forzaba a traspasar solo números redondos.
Desde entonces tenía esos 4 euros “invertidos” en bitcoin. Estos días, con la subida del precio de bitcoin hasta esos 50.000 dólares, me dio por mirarlo.
Los 4 euros que dejé un su día en aquella cartera ahora equivalen casi a 1.000 euros.
Dicho así suena genial.
Ha sido por tanto la mejor inversión de mi historia. Y para colmo, una inversión de la que yo no tengo culpa alguna, lo que jode aún más.
Y el corolario que nos ha dejado últimamente el mundo de la inversión es cuanto menos anodino.
Desde personas que dejan su trabajo gracias a haber ganado centenares de miles de dólares en una sola noche, pasando por grandes fondos buitre teniendo que ser rescatados con pérdidas multimillonarias.
En 2015 operar con bitcoin, o en definitiva con cualquier criptomoneda, parecía cosa del futuro, y para nada era accesible.
Hoy en día tenemos plataformas como Binance (ES/muchas menos comisiones que Coinbase, quizás el marketplace más conocido del momento) que han facilitado al extremo no solo comprar bitcoins y otras criptomonedas, sino en definitiva muchos otros activos como el de los mercados (acciones), el trading o los futuros.
La gota que colma el vaso la tenemos con apps como Robinhood, con un modelo de negocio que no se basa como estos markets en ir a comisión (un % de cada compraventa), sino que como el Facebook o el Google de turno, se monetizan en base a vender tendencias de compraventa a grandes fondos de inversión (comisión 0, el negocio son tus datos)… y juegan por tanto con mecanismos que fácilmente podrían ser consideradas semejas a las del mundo del forex y los casinos (impactos visuales, juego sucio psicológico, FOMO…).
Es justo de esto de lo que quería hablar hoy.
A que nunca ha sido tan fácil “invertir” en bitcoin. Y a la vez, tan preocupante.
Por qué y cómo comprar Bitcoin
Empecemos por lo básico.
Como ya expliqué hace bastantes años, tener parte de tu dinero en bitcoin no es invertir. En todo caso es especular.
¿Por qué? Pues porque las criptomonedas son tan nuevas (fiscalmente hablando) que no existen antecedentes históricos en los que podamos basarnos para estipular un modelo de inversión contrastado.
Dicho en otras palabras: que metemos dinero presuponiendo que ese dinero acabará valiendo más, ya que es cierto que en la última década el precio de algunas de estas criptomonedas, en particular el bitcoin, ha crecido considerablemente.
Pero esto no significa que ese apalancamiento se haga con conocimiento de causa. Igual que por ejemplo una acción podemos más o menos asumir que subirá o bajará según cómo esté la compañía que representa, y el mercado donde opera, con el bitcoin y en definitiva con las criptomonedas, muchas de ellas ni tan siquiera basadas en criterios FIAT (asociadas a valores tangibles como puede ser el valor de otra moneda centralizada o un mineral como el oro o la plata), es como tirar una moneda al aire y predecir su resultado.
¿La tendencia? En efecto, desde 2008 bitcoin ha ido creciendo, teniendo (ojo ahí) picos y bajones muy considerables. Pero mirando a largo plazo, está claro que quien en sus inicios invirtiese dinero ahí (sin tener ni idea de lo que iba a pasar, recordemos) podría haber ganado una absoluta burrada de dinero si esta mañana le da por sacarlo todo.
Como siempre pasa, con el conocimiento que nos otorga el presente es fácil tomar decisiones en el pasado…
Y todo parece apuntar a que en efecto esta cresta positiva seguirá al menos en crecimiento. Con bajones seguramente, pero ver movimientos como el de PayPal (EN), BBVA (ES), Bank of New York Mellon (EN/recordemos que es el banco más antiguo de EEUU), o Mastercard (EN), a priori multinacionales referentes del sector financiero interesadas en que las criptodivisas no lleguen a ser una alternativa al dinero tradicional, ofreciendo un futuro soporte a carteras de bitcoin, con empresas de la magnitud (sobre todo mediática) de Tesla (EN) invirtiendo una décima parte de su valor en bolsa en Bitcoin, o países en vías de desarrollo como Kenia, cuyo banco central anunciaba recientemente que hará uso del bitcoin con reserva de valor (EN), hacen prever que como mínimo la cosa, a la larga, seguirá al alza.
Bajo este escenario, como decía, han surgido mil y un servicios que han democratizado el acceso al populacho a la inversión.
Y no hablo únicamente de los servicios de Forex, es decir, esas empresas que se encargan de comprar bitcoin o la acción que sea a su nombre, de forma que lo que tú realmente tienes son participaciones de esas acciones.
Me refiero a markets como Binance o Coinbase, o aplicaciones móviles como Robinhood que simplifican hasta el extremo los trámites fiscales, y que para colmo hacen suyas mecánicas de gamificación que, unido a sus bajas comisiones (o nulas en el caso de este último), y unidas al momento mediático del bitcoin, las hacen parecer una gran opción para invertir precisamente a aquellos miembros de la sociedad que menos conocimientos tienen y más débiles son por tanto a caer en el engaño del dinero fácil.
Por qué no comprar Bitcoin
Y es que como quería dejar claro anteriormente, hay que ser consciente de que no estamos invirtiendo. Estamos especulando.
Especulando con un activo que tiene una volatilidad muy alta. Tanto que, de hecho, muchos bancos están bloqueando transacciones de sus clientes a plataformas con Binance o Coinbase, simplemente porque el fondo mundial y buena parte de los fondos territoriales están considerando este tipo de “inversión” como una actividad económica de alto riesgo.
Que sí, que hasta cierto punto tienen intereses que entran en conflicto. Pero es que no dejan de tener razón.
Si a eso lo unes a aplicaciones tan sencillas de utilizar como Binance y sobre todo Robinhood, que te insta a comprar más y más bitcoin poniéndote la miel en los labios cuando hay subidas drásticas de según qué activo, y con procesos de creación de una cuenta semejantes al resto de servicios digitales (mi cuenta de binance la tenía hecha en 2 minutos, y verificada por completo con DNI, tarjeta de crédito y foto en apenas 10 minutos, todo desde el móvil), unido al desconocimiento general de la población, tienes el caldo de cultivo perfecto para el desastre.
¿Desastre, cómo? Pues por ejemplo como lo que ocurrió hace apenas un par de años:
- A principios de 2018 el bitcoin llegó a valer casi 18.000 euros.
- Un mes más tarde costaba 7.000.
- Para finales de ese mismo año, 1 bitcoin costaba poco más de 2.000 euros.
Quien hubiera comprado en 2016-2017 bitcoin y tuvo que sacarlo en 2018 (por necesidad, por no perder más…), seguramente lo hizo perdiendo muchísimo dinero.
Lo fácil es por supuesto hablar de casos como el mío, en el que 4 euros de inversión en 2015 se han transformado en el momento de escribir estas palabras en casi 1.000 euros.
Qué debes hacer antes de invertir en bitcoin u otro activo
Pero en todas esas historias de éxito se obvian las historias de fracaso, que son las mayoritarias y justo además de las que más podemos aprender, ya que hay que recordar la premisa de cualquier inversión, y que se reduce a cuatro puntos:
- “Invierte” (o especula si no tienes conocimiento suficiente) únicamente con el dinero que de verdad te sobre: Un servidor ha debido comprar alrededor de 400 euros en bitcoin. 400 euros que me he podido permitir “tirar”. Y fíjate, sin lugar a dudas la mejor “inversión” fueron esos 4 euros iniciales que dejé abandonados en una cartera.
- Piensa en largo plazo: Porque las posturas cortoplacistas, en inversión (y sobre todo en especulación) suelen dar malos resultados. Por más que te guste pensarlo, ni tú ni yo somos Warren Buffet o el Lobo de Wall Street. Ni tenemos su conocimiento, ni tenemos acceso a información de valor para tomar decisiones de alto riesgo, como es comprar bitcoin.
- Diversifica: No hay un solo inversor serio que no tenga su inversión dividida en cuantos más frentes posibles, de forma que cuando algo baja, pueda contrarrestarlo con otras subidas. Por volver a mi caso, uno de los objetivos de este año es montarme una cartera permanente, un tipo de cartera todoterreno, enfocada a generar pocos beneficios, pero de forma continuada casi indistintamente de la situación del mundo (recesión, crecimiento…). Tengo pendiente escribir sobre ello, así que tranquilo que llegará :).
- Y sobre todo, infórmate: Las criptomonedas llevan tan poco con nosotros que movimientos sutiles de la comunidad hacen que de pronto una crezca una salvajada o caiga en el mayor de los hoyos. Invertir, por fácil que lo pongan ahora estos marketplaces, es de todo menos sencillo, al tener que tener en cuenta muchísimos factores.
Si aún con todo lo dicho quieres animarte, yo pasaría de Robinhood y esta nueva oleada de apps sin comisiones donde el modelo de negocio eres tú y apostaría por otras herramientas como Binance, con comisiones pero bajas, para hacer tus pinitos.
Al menos es así como yo lo he hecho. Con sentido común, asumiendo el riesgo que hay que asumir, y con la mentalidad fría de que ese dinero “lo has perdido” a corto/medio plazo:
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Muy bien explicado.
Solo apuntaría que, los que no sabemos de inversiones tendemos a fijarnos en lo mucho que han ganado otros de manera que parece fácil y pensamos que nosotros, igual no ganamos tanto, pero ganamos o similar, pero detrás se esconde otro problema.
Los grandes inversores, con conocimientos amplios sobre cómo funcionan los mercados y con capacidad para manipularlos, necesitan que cada vez haya más y más inversores para poder seguir ganando más, cuanto más dinero se mueva más posibilidad de que pueda manejarlo hacia mis intereses. Y la forma de manejarlo suele ser, que mientras el grande gana, el pequeño obtiene una propinita para alegrarle el día, pero cuando se tuerce es probable que le toque asumir las pérdidas, puesto que el profesional será el primero en salir minimizando sus pérdidas. Si los que no tenemos conocimiento suficiente entramos es su juego, ellos jugarán con nosotros
El segundo punto que hace que los pequeños inversores entren en juego es el mismo que hace que un adicto siga jugando a cualquier juego de azar. Al no entender lo suficiente el juego, el inversor tiende a actuar como un adicto al juego, aumentando la inversión o a malgastar los beneficios cuando estos aparecen. Y para que entre en juego la adicción, lo más importante es que aparezcan ganancias “fáciles” que hagan soñar y perder al jugador.
Las aplicaciones, que ganan cuanto más se juega, conocen a la perfección como incitar a la adicción y harán todo lo posible por que el usuario siga jugando y haga que toda la maquinaria siga funcionando, si además les facilita los datos de cómo se comportan los usuarios, les deja en bandeja a los grandes como darles caramelos cuando las cosas van bien, y que asuman las pérdidas cuando no va tan bien.
Pero hay otro problema, cuando nuestros padres ahorraban, ellos llevaban el dinero al banco y les daban un beneficio, mayor o menor, pero un beneficio, que les servía de coartada para que si el día de mañana lo necesitaban podían echar mano, y, si tenemos en cuenta los años en los que tener el dinero en el banco daba un beneficio, podían incluso pensar, o bien en una mejor jubilación o en dejarle algo a sus hijos. ¿Qué pasa ahora? Pues que el dinero en el banco casi genera más pérdidas que beneficios, con lo que fuerza a que las personas que nos esforzamos día a día profesionalmente cada uno en nuestras áreas, no tengamos seguridad alguna en el ahorro. La sociedad nos muestra que no sirve de nada el ahorro, y que, lo mejor incluso, es que si un mes no llegamos, que pidamos ayuda al banco (o a quien sea), vamos, justo lo contrario.
Esta situación, obliga que, personas formadas en cualquier área, se interese en qué hacer con el dinero que ahora mismo no necesita y que muchos de ellos caigan en este tipo de inversiones, que benefician a unos pocos, y que benefician muy poco a los que de otra forma no se benefician en nada. Sin duda, desde mi punto de vista, un logro para unos y un dolor de cabeza para otros.
Me da gana de ponerle un marco a tu comentario y colgarlo a la entrada de PabloYglesias.
No puedo llevarte la contraria Khepper porque todo lo que dices es así. Junta la necesidad de que los engranajes se sigan moviendo con el negocio que hay en que ello siga tanto por el resto de inversores, como por las propias plataformas, con el uso de mecánicas psicológicas para aumentar esa necesidad, con que a nosotros solo llegan los casos de éxito y no los fracasos (por cierto, hoy tengo 200 euros menos al cambio que la semana pasada tras la bajada de BTC), con esa magnífica extrapolación del estado de arte en materia de ahorro de hace unas décadas con la actual, con “lo fácil” que puede parecer meter el dinero aquí (y es más, lo tonto que parece no haberlo hecho a toro pasado), y tienes el caldo de cultivo perfecto para lo que está pasando.
Genial exposición, y muchas gracias…
Me alegra saber que disfrutas leyéndome a mí, tanto como yo disfruto leyéndote a ti. En general, cuanto más globalmente seamos capaces de ver la realidad, más capacidad de decisión tendremos. Y me guste o no, este es otro de los muchos casos que invitan a ser conspiranoico, puesto que fuerzan a muchos ahorradores a jugar con la incertidumbre y jugar, por que no se puede decir de otro modo, a la ruleta rusa con su dinero
¿El que te sobra? Te sobra hoy, pero mañana lo vas a necesitar, hacer inversiones a ciegas, donde juegan profesionales no puede traer nada bueno, al menos para ti. Por que lo que hoy no te hace falta, te hace falta mañana, para cambiar de coche, de nevera, de lavadora. Para poder pagar la universidad de tus hijos o para ayudarles el día que quieran independizarse.
Lo que queda y que los no inversores si entendemos, es la inversión en vivienda, pero como en el pasado ha tenido subidas espectaculares, el gobierno se curó en salud cargándolo bien cargado de impuestos, como todo lo que da dinero cuando lo da, y no lo quita cuando deja de darlo.
Y claro, cuando la gente se lamenta, la culpa es del pequeño, que ha jugado a un juego del que no entendía las reglas por que apenas tenía opciones
En fin, que siga la fiesta
Gracias por tus consejos Pablo. Sobretodo eso que mencionas de invertir sólo el dinero que te sobra porque nunca se sabe que pueda pasar con esto de las criptomonedas. También puede ser “conveniente” invertir en otras criptomonedas como Dash o Doge (¿?). Pero con cierto recelo, preparado para una posible pérdida de dinero.
Fabián,
PD: Gracias por el consejo de la silla, no encontraba por donde agradecerte que no fuera “gastar” otra respuesta del artículo de la semana pasada. Yo estuve viendo varias y me he decidido por ésta (ES).
Ante la duda Fabián, diversifica. Como diría mi madre, “no pongas todos los huevos en la misma cesta”.
En algún momento cuando tenga de verdad capacidad para invertir (seamos sinceros, ya bastante tengo ahora con pagar la hipoteca y sobrevivir) mi idea es montarme una cartera permanente, que básicamente se basa en invertir en cuatro frentes (acciones, bonos a largo, oro y liquidez), y en cada una de estas cuatro patas, en diferentes activos, de forma que más o menos cuando una o dos de esas patas bajan, se espera que suban un poco las otras para equilibrar.
Y en este caso los criptoactivos entrarían dentro de las acciones (si nos fijamos en la gran volatilidad, y en que aumentan de valor en momentos de movimientos de mercados) o de liquidez (porque a fin de cuentas lo sacas cuando quieras.
Pero vaya, que por supuesto. Diversificar ante todo. Meter todo en bitcoin puede salir genial, o llevarte a la ruina.
Y me alegro que te haya servido lo de la silla. La que has cogido es parecida a la mía. Ya me contarás a ver qué tal te encuentras (al principio al menos a mi me costó adaptarme, que son muy rígidas, pero una vez acostumbrado ya no la cambio por nada).
¡Saludos!
Genial el artículo Pablo, muchas gracias. Yo utilizo Coinbase (por desconocimiento viendo tu descripción del resto de plataformas) desde hace un par de años y me ha ido bien con Bitcoin. Haré como tú e investigaré cómo invertir en una cartera permanente, sin prisa pero sin pausa.
Un abrazo.
Al final todos los exchanges son bastante parecidos. Es casi más cuestión de decidirse por uno y por otro.
Y sí, yo espero a partir del año que viene empezar a montar una cartera permanente. Este con crear un cojín más o menos decente, ya tengo suficiente jajaja.