pantalla plegable

Justo hace unos días hablaba con un amigo por teléfono que me contaba que estaba mirando qué móvil comprar, y le seducía la idea de hacerse con un Galaxy Z Flip (ES).

Ya sabes de qué te hablo. La propuesta de Samsung por redefinir el smartphone como antaño, volviendo a la figura de los móviles plegables, pero con la salvedad de que ahora es la propia pantalla la que se pliega.

  • Abierto: Tienes un smartphone más o menos de unas dimensiones normales (quizás un poco más largo que lo que estamos acostumbrados).
  • Cerrado: Tienes algo que entra en cualquier bolsillo.

Este último punto es el verdaderamente diferencial.

No sé si te habrá pasado alguna vez, pero con esto de que ahora parece que los móviles por debajo de las 6 pulgadas largas, no existen, se ha vuelto una verdadera jodienda eso de llevarlo en los bolsillos de pantalones de deporte, o vaqueros ajustados.

Fue, de hecho, la razón de que al final me animase a comprar un Google Pixel 5 (ES). De los pocos móviles actualmente a la venta que podemos considerar «pequeños»: «Solo» tiene 6 pulgadas…

Ni me quiero imaginar en el caso de las chicas. O lo llevas en el bolso, o lo llevas en la mano.

Ahí es donde entra la idea de Samsung. El móvil abierto es un móvil de dimensiones más o menos tradicionales, pero cerrado tiene el doble de grosor, y la mitad de largo, por lo que se vuelve muchísimo más cómodo de llevar en el bolsillo.

Es, a fin de cuentas, como llevar una cartera de estas minimalistas que tanto se han puesto de moda ahora.

De esta manera, no sacrificas diagonal de pantalla por comodidad en el día a día.

¿Parece todo perfecto, no?

Pues hay un tema que al menos, a un servidor, le preocupaba. Y ese no es otro que la esperanza de vida que puede llegar a tener una pantalla plegable.

galaxy z flip
Galaxy Z Flip cerrado, Galaxy Z Flip abierto

Hablemos de la esperanza de vida de una pantalla plegable

En esa llamada le comenté que un servidor, al menos para la tipología de cliente de tecnología que era mi amigo, no se lo recomendaba.

A fin de cuentas, hablamos de una persona que viene de usar durante varios años un Sony de gama baja. Es decir, alguien que aunque trabaja en la industria tecnológica, lleva smartphone porque tiene que llevarlo. Punto.

Y además, al menos hasta el momento, cambia de móvil solo cuando realmente el anterior ya da síntomas de agotamiento.

La casualidad ha querido que justo un par de días más tarde, montásemos por casa una de nuestras ya tradicionales barbacoas, y se viniesen un par de compañeros, uno de ellos con el que en su momento hablé precisamente de la idoneidad de este formato, y que desde entonces lleva disfrutando del Galaxy Z Flip de anterior generación.

Así que, entre cerveza y carne española-rumana, no pude evitar trastear con el «juguete» y preguntarle que qué tal se había portado esa pantalla plegable durante el último año.

¿La respuesta?

Pues sin ningún problema.

¡Faltaría más!

Viéndolo a trasluz, es cierto que cuando el Galaxy Z Flip está abierto del todo, se nota que hay ahí en el medio una fina línea. Pero en lo importante, que es cuando reproduces películas o juegos a pantalla completa, no hay diferencia alguna entre una pantalla rígida y esta flexible.

Claro está que hablamos de un año de uso… Que no quiero ser agorero, pero dudo mucho que esa gran experiencia que da hoy en día siga dándola dentro de uno o dos años.

Y ojo, que no digo que, de pronto, deje de funcionar, o los pixeles alrededor del espacio por donde se dobla la pantalla plegable pierdan intensidad o color. Si no más bien que, de joderse algo, está claro que es mucho más probable que venga dado por elementos mecánicos (como es, de hecho, una pantalla plegable) que por elementos fijos.

Es más, esta es la principal razón de que la mayor parte de fabricantes estén apostando por quitar botones físicos, ocultar la cámara detrás de la pantalla y no ponerle puertos de carga/auriculares a sus terminales.

Cualquier elemento mecánico de un dispositivo supone, de facto, un problema de soporte. Y, por tanto, de garantías a cubrir por el fabricante, a futuro.

Si no hay puertos, si no hay cámaras retráctiles, y si los botones son hápticos (es decir, no existe como tal un sistema mecánico que deba moverse), la esperanza de vida del dispositivo aumenta.

Y eso son muchos millones ahorrados en cubrir garantías con arreglos tontos.

galaxy z flip características
Se sacrifica peso a cambio de mayor comodidad al llevarlo en el bolsillo… sin perder diagonal

Entonces, ¿móviles con pantalla plegable sí o no?

Pues, dicho todo lo anterior, tras conversar con este otro amigo, y probar un rato la experiencia en primera persona (¡Gracias Miguel!), tengo que decir que… depende.

  • Sigo pensando que para esa tipología de cliente que quiere comprarse un smartphone que le dure muchos años… como que tampoco tiene mucho sentido. Es bastante probable que no le vaya a sacar el suficiente partido al sobrecoste lógico que va a tener que pagar por estar a la vanguardia tecnológica. Recordemos que Samsung es el mayor fabricante de pantallas del mundo (gana más por iPhone vendido, que por Samsung vendido…), y que estos terminales no dejan de ser una muestra del músculo que tienen, además de lanzar al resto de fabricantes la premisa de que «si quieren una pantalla flexible, Samsung es el stakeholder adecuado». Y eso que justo el Z Flip presentado hace unas semanas, ha bajado considerablemente de precio.
  • Pese a ello, para todo aquel consumidor amante de la tecnología, y al que no le «duele» (entiéndeme…) pagar 1.000 euros por llevar un smartphone diferente, tiene todo el sentido. Ya sea en formatos como el del Z Flip, mucho más cómodo de llevar en el día a día, o incluso como el de su hermano mayor (Galaxy Fold (ES)), que cerrado es un smartphone más grueso y delgado, y abierto es una tablet. El factor forma funciona, y crea una experiencia de uso totalmente distinta.

Este último tipo de consumidor, en el que lo mismo podríamos estar la mayoría de los que me estáis leyendo, un servidor incluido, y, por supuesto, el compañero que se vino a disfrutar de mis dotes culinarias, puede encajar perfectamente con smartphones como estos, a sabiendas de que, probablemente, en uno o dos años, lo cambiemos por otro.

Es decir, que esa esperable degradación de la parte mecánica de la pantalla… no llegaremos a notarla nunca, porque antes, y con la idea de estar como estamos al día de todas las novedades tecnológicas, vamos a sentir las ganas de cambiarnos a terminales más modernos.

Mientras tanto (ese año, dos años, que suele ser el ciclo de vida típico de los early adopters), habremos disfrutado como niños de todas las ventajas que claramente tienen estos formatos. Y, ya de paso, ser también el alma de la fiesta en reuniones con otros grupos que de seguro se van a sorprender al ver el dispositivo en tus manos.

Sin ir más lejos, colocar el Z Flip en modo expositor para ver Youtube o cualquier otro contenido gráfico hace que, automáticamente, este se ajuste con el vídeo en la parte de la pantalla levantada, y los comentarios en la parte apoyada. Una manera bastante cómoda, y, por qué no decirlo, también molona, de seguir retransmisiones en directo, o de simplemente ver contenido sin tener que sujetar el móvil con las manos.

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Un ejemplo de cómo se ve contenido audiovisual en un smartphone con pantalla plegable

Solo el tiempo dirá si esto de las pantallas plegables tiene futuro o no

Lo que está claro es que Samsung ya tiene experiencia en esto de abrir nuevos mercados. O, si no, recuerda que fue esta compañía la primera (al menos, al primera con tracción a nivel mundial) en sacar en 2011 un móvil con la friolera de, por aquel entonces, 4,3 pulgadas: El Galaxy Note.

Muchos se rieron en aquel momento del «despropósito» que suponía pretender que el usuario de calle «llevase un móvil tan gigante en el bolsillo».

Hoy en día, como decía al principio de esta pieza, ya casi no hay en el mercado móviles por debajo de las 6,2″. El Galaxy Note, y por tanto Samsung, fueron quienes abrieron esta nueva era, y esto les permitió liderar el mercado durante varios años.

Quizás ahora estemos ante el comienzo de esa vuelta de tuerca hacia los dispositivos plegables… Sin ir más lejos, a un servidor le seduce todavía más la idea de una «tablet» que acaba transformándose en un portátil con teclado táctil, como aquel proyecto que tenía Microsoft y que, lamentablemente, acabó en saco roto.

Hubo un tiempo en el que cada fabricante innovaba y tenía su propia propuesta. Hoy en día, y salvando contados casos como el de Samsung y los cuatro más que hay por ahí, todos los smartphones son prácticamente clónicos (un rectángulo todo pantalla con varias cámaras en la trasera).

O, por el contrario, acabemos pasando de esta tecnología, o de algunos factores forma en particular, que, actualmente, se postulan como candidatos claros a la nueva generación de dispositivos inteligentes.

En todo caso, sigo creyendo que es importante apoyar movimientos atrevidos como los de Samsung, en un mercado ya tan maduro como es el de los smartphones.

Ya no solo porque algunos de estos factores forma solucionan problemas reales (a costa de agregar otros, todo hay que decirlo), sino porque, simplemente, dota de mayor diversidad al mercado. Y eso, siempre, siempre, supone mayores alternativas donde elegir de cara al consumidor.

Por lo que, al final, ganamos todos.

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