filtro UK

Reino Unido está inquieto. El apoyo al partido de Cameron en las elecciones de hace unos días parece que les ha ratificado para lanzar una advertencia al resto del mundo, y en especial, a Europa.

Con la aceleración de ese referendum sobre si su país debería seguir en la zona euro (EN) bajo escrutinio, se levantan nuevamente las voces de un partido interesado en seguir la estela de EEUU e infantilizar a sus ciudadanos.

El filtro de infantilización de la ciudadanía no es suficiente

Parece que ese filtro que las operadoras del país imponen a sus clientes por defecto bloqueando contenido «no apropiado» no es suficiente, y Cameron se pregunta si debería además gestionar de forma centralizada que quien accede a ese contenido es, en realidad, una persona mayor de edad (EN).

No vale por tanto con dejar testimonio en un formulario de la propia web. La idea es que sean los bancos, el gobierno o alguna entidad gestionada por este, quien compulse que en verdad quien está detrás de la pantalla tiene la edad oportuna para ver ese contenido.

Y digo porno porque como ya ocurrió en su día, es la excusa que se esgrime. El daño que puede hacer esta industria a los niños ingleses… Una protección que paradójicamente cae también hacia los padres y los abuelos, ya que para consumir pornografía (o acceder a contenido que el gobierno considera inadecuado, como puede ser información sobre cómo dejar las drogas o grupos activistas contrarios al régimen), el dueño de la línea tiene que ponerse en contacto con la compañía que le suministra la red y ceder sus datos a una lista de «interesados en el porno».

Igual (o parecido) a lo que se hace en Rusia. Igual (o parecido) a lo que se hace en China. Pero en medio de la Unión Europea.

Una censura encubierta, que atenta ya no solo a los derechos del ciudadano por acceder a cualquier tipo de información que este desee, sino también un atentado contra la neutralidad que desde Europa ya han tachado de ilegal (EN).

¿Qué estamos debatiendo entonces?

Un primer paso para algo más grande… y siniestro.

¿Se acuerda de cómo empezó el espionaje masivo de la NSA? El 11S. La muerte de cientos de personas en manos de un grupo terrorista fue la excusa perfecta para un gobierno que tenía la capacidad técnica para controlar a la ciudadanía, y necesitaba como el comer un suceso parecido para excusarse.

Se levantó entonces con el apoyo (y el desconocimiento) de los votantes un sistema de monitorización masivo, que fue evolucionando conforme la legislación se iba también modificando para adaptarlo a ella.

Primero espiaríamos a los extranjeros, luego quizás a conexiones de esos extranjeros que estuvieran en nuestro país, y al final, para cuando nos quisimos dar cuenta, los tentáculos de la NSA estaban tanto fuera como dentro, tanto en países enemigos como aliados.

El control por el control. Una medida cautelar que históricamente el poder ha levantado para perpetuar su estela, olvidándose de que el objetivo del poder es servir a la sociedad, no al contrario.

[Tweet «.@PYDotCom: ‘El poder se olvida de que su objetivo es servir a la sociedad, no al contrario'»]

Ahora Cameron quiere sacar su artillería en casa, con la excusa de los «traumas» que el visionado de porno puede causar a la sociedad, que como bien sabe, es de las más retrógadas de Europa, imponiendo un aparentemente inofensivo control de edad semejante al que ya tiene habilitado la mayoría de webs de contenido adulto, pero ojo, gestionado por el gobierno.

Y las webs británicas de porno se frotan las manos, ya que esto, de facto, eliminará a la competencia extranjera, al encontrarse esta con mayores problemas para habilitar este paso previo a los usuarios con IP británica.

Nada cambia aparentemente. El usuario seguirá poniendo su edad, y por detrás la maquinaria obrará el milagro, cerciorándose de que ese cliente es mayor de edad. Ya no se trata de confianza, sino de Big Data.

Y por supuesto, todo se hará de forma privada. Tanto de cara a la web (no sabrá la edad de su visitante en ningún momento) como del organismo que lo está compulsando (que tampoco tendrá constancia de desde dónde le ha llegado la petición), pero el sistema será gestionado por el gobierno.

Ahora imagine (solo imagine), que ese sistema tiene algún fallo (no vamos a pensar lo obvio, y es que seguramente esté guardando información identificativa de las peticiones). Si un gobierno que no duda en obligar a sus ciudadanos a apuntarse a una lista de «pervertidos» para poder quitar un filtro que Europa ha considerado ilegal es capaz de mantener un sistema censor semejante, ¿por qué no iba a dar el siguiente paso?

¿Qué está en juego aquí?

La neutralidad de la red. Porque ahora es un filtro extra a la hora de acceder a contenido de adultos, pero mañana será un filtro extra a la hora de acceder a información que al gobierno, por el motivo que sea (porno, terrorismo, activismo,…), le molesta.

Se trata de poner barreras al derecho de todo ciudadano a estar informado y a consumir el contenido que él quiera. De segmentar bytes en favor de unos pocos. Por algo paga ya religiosamente el precio del cable y el acceso a los servicios que permiten a internet funcionar.

Cameron lo que busca es generar un estado de control partiendo desde las casas de sus ciudadanos. El que en todo momento el usuario tenga la certeza de que su navegación no es privada (no es raro por tanto que este gobierno se haya levantado en armas contra la tendencia a cifrar comunicaciones (EN)). Que no debe buscar X información, porque será tachado como extremista, radical o vaya usted a saber.

Volvemos a lucha de siempre. Un sistema que se alimenta del poder de una ciudadanía aletargada, levantando murallas donde solo debería haber caminos, y excusándose en alguna absurda lucha social que pierde toda su justificación conforme más lejos llegan sus tentáculos.