exclavismo digital

No voy a sorprender a nadie con esta pieza, pero creo que es importante que hablemos sobre este tema. Además se han juntado varias situaciones recientes que me incentivan a hacerlo.

El caso es que parece que existe una especie de ley no escrita en la sociedad (y aquí, tanto a nivel occidental como oriental) en la que si eres una persona exitosa profesionalmente hablando, tiene que ser porque trabajas de sol a sol.

En mis círculos de amistades pasa mucho eso de quedar y al salir el tema del trabajo (alguien te pregunta que cómo vas de curro, ya que por norma general, soy «el raro ese que trabaja desde casa»), le suelto la típica de:

No me puedo quejar. Trabajo poco.

Tengo más que demostrado que ante esta respuesta, y si hay la suficiente confianza con la otra u otras personas, alguien acaba diciéndome algo así como:

Bueno, ya vendrán tiempos mejores…

Y me toca rectificarlos.

Porque trabajar poco para mi al menos es tener éxito. Y lo voy a defender con argumentos, tranquil@.

Ser exitoso (profesionalmente hablando)

Existe un abismo insondable entre lo que la sociedad entiende como éxito, y lo que el individuo, a poco que se haya parado a pensar, debería entender como éxito.

Una persona exitosa no se mide únicamente por los números de su cuenta bancaria. Para cada uno el éxito es una cosa distinta, claro, pero creo que todos deberíamos estar de acuerdo al pensar que si tienes éxito en la vida, eso debería ser porque tienes el tiempo y las posibilidades para hacer lo que quieres hacer.

Y ojo, que soy el primero que puedo decir orgullosamente que mi trabajo me encanta. Que realmente es uno de mis hobbies. Pero como también he explicado en más de una ocasión, una cosa es el trabajo como concepto (ayudar a empresas y profesionales a sacar tajada del mundo digital), y otra bien distinta son todas las labores que lleva asociadas.

Que claro que disfruto como un niño planificando la estrategia de un cliente, incluso pegándome con problemas que requieren una solución programática. Pero vaya, por el medio me he tenido que comer horas de formación, de documentación, y también me van a tocar muchas más horas de implementación que aunque no sea algo que me desagrade (de nuevo tengo la suerte de poder externalizar algunos de esos trabajos monótonos que no estoy dispuesto a hacer), tampoco es algo que me encantaría hacer «en mi tiempo libre». Eso, sin olvidar todas las tareas de administración y contabilidad, de hacer de vendedor, de pegarte con clientes tóxicos…

Y mi trabajo no es mi único hobby. También me gusta salir con los amigos, también me gusta escribir, también me gusta ir al cine, y los juegos de mesa, y los videojuegos… Y para todo esto necesito tener tiempo libre.

Además me parece que no estoy diciendo nada raro. Máxime considerando que de media vamos a pasar un tercio de nuestra vida trabajando, y que el grueso de la sociedad tiene lamentablemente el lastre añadido de que su trabajo no les llena.

Es entonces cuando ante una entrevista en algún medio, o incluso algún artículo en blogs de profesionales del sector, me vuelvo a encontrar con el sermón de turno de que «trabajo 12, 15, 18 horas diarias porque me apasiona», y me toca fruncir el ceño.

¿Que por qué?

Por la siguiente razón.

Si trabajas tanto es que lo estás haciendo mal

Siento ser tan claro pero creo que ya está bien de aceptar cualquier cosa como animal de compañía.

Tengo la «absurda» manía de querer estar rodeado de los mejores (y no solo en el ámbito profesional, fíjate tú). Y los mejores son aquellos que son capaces de solventar un problema de forma óptima en el menor tiempo posible. Punto.

Esto es aplicable a cualquier trabajo. Desde un camarero, pasando por un operario de fábrica, un vendedor, un teleoperador… El que quieras.

Calentar la silla muchas horas no hace de una persona, que lo mismo en efecto está muy bien posicionada, ser mejor que otra. Si el trabajo que haces yo lo puedo hacer un 30% más rápido, estrictamente hablando yo soy mejor trabajador que tú, y además soy más exitoso ya que tengo un 30% extra de tiempo que podría destinar en sacar adelante más trabajo o en simplemente disfrutar de la vida, cargando las pilas para que en la siguiente jornada todavía sea más productivo.

Lo que lleva ineludiblemente a hablar, al menos en nuestro sector (sí, soy consciente de que no todas las industrias tienen la capacidad de evolucionar hacia los derroteros de la digital), de que el trabajo en oficina es, al menos a priori (sí, también sé que algunos sois más productivos en oficina que si tuviérais que trabajar desde casa), menos eficiente. Y lo es porque por regla general valoramos el desempeño del trabajador no en base a objetivos, sino en base a las horas invertidas. 

Esto, de nuevo produce un gap, que entiendo es parte fundamental de esa disociación del perfil exitoso en el ámbito profesional:

Cobras más porque trabajas más tiempo, cuando trabajar más tiempo supone un gasto mayor para la empresa que no tiene por qué estar asociado a una producción mayor.

Sobra decir que un servidor se encuentra mucho más a gusto trabajando bajo objetivos que por tiempo. Estos días, por ejemplo, he tenido que liarme con un cliente (empresa B2B) al que le habían montado una buena con un proyecto de desarrollo para otro cliente (un organismo público). A un mes de la entrega de producto, la empresa desarrolladora del mismo les ha dejado tirados (deberíamos hablar en algún momento de la poca «ingeniería» que tiene el sector de la informática, por cierto; me lo apunto :D), y recurrían a mi para que les dijera exactamente en qué estado está el proyecto y qué alternativas veía.

Es un tipo de encargo que no me queda otra que cobrar por horas, habida cuenta de que solucionar un bug en un desarrollo a medida puede llevarme cinco minutos o llevarme una semana. O incluso puede que me ponga, y puesto que no hay documentación alguna, sea incapaz de hacerlo con lo que hay ya hecho, teniendo que desarrollar otra cosa o incluso valorar volver a empezar (como ha sido el caso).

Y tengo que reconocer que trabajar bajo esta premisa me jode mucho. En cambio, hacerlo bajo objetivos, en aquellos proyectos en los que es posible marcar unos KPIs y/o tenemos más o menos claro el tiempo que lleva implementarlos, se me antoja mucho más óptimo tanto para quien me contrata (sabe por lo que está pagando) como para mi mismo.

Al empresario le debería importar una mierda si dedico media hora o una semana entera a solventar su problema. Lo que de verdad le interesa es que lo solucione, y debería pagarme por ello.

A fin de cuentas, un profesional del siglo XXI debería cobrar en base a lo que es capaz de hacer. Y el tiempo es un factor crítico en cualquier negocio, pero justo al contrario de cómo habitualmente se valora.

Menos tiempo invertido, más beneficio para la empresa, ergo mayor éxito.

Apúntate esta fórmula, porque es base de cualquier negocio de éxito.

Trabajar lo menos posible dando el mejor servicio a nuestro alcance

Que debo ser un bicho raro, oye.

Como ya dejé claro en su día, mi objetivo de vida pasa por dedicar media jornada al trabajo y tener la otra media para disfrutar de la vida. Y es por ello que al mes solo cojo un proyecto nuevo.

  • Que por supuesto, habrá temporadas que por una u otra cosa haya que romper (para mal) con esta premisa.
  • Que por supuesto, habrá temporadas en las que la parte de disfrute se le parezca mucho a la parte puramente de trabajo (proyectos personales que estamos sacando adelante, por ejemplo).
  • Que por supuesto podría estar cobrando bastante más si trabajara en una gran empresa, con un horario a jornada completa, sin tener que lidiar con la parte fea de emprender.

Pero sigo empeñado en pensar que eso no es tener éxito profesional. Al menos no como lamentablemente está diseñado en la amplia mayoría de trabajos. Al menos no bajo la estructura del cobro por horas indistintamente de tu desempeño. Al menos no bajo la premisa de que quien tiene éxito profesional trabaja de sol a sol y siempre debe estar estresado.

Las nuevas tecnologías ofrecen una alternativa. Programar y automatizar, siempre y cuando sepamos hasta qué punto se puede hacer, no es de vagos, sino de gente lista. 

Si en tu equipo uno de los trabajadores es capaz de realizar el trabajo más rápidamente que el resto, no hay que penalizarle con más trabajo. Hay que premiarle dejándole irse a casa, o pagándole más. Simplemente porque perfiles como éste hacen que tu compañía sea más exitosa.

En última instancia, si dedicas sistemáticamente el día entero a trabajar, plantéate en qué estás fallando. ¿Eres capaz de exprimir al máximo la tecnología que tienes en el bolsillo? Porque te aseguro que incluso para alguien como un servidor, que al día no recibe pocas comunicaciones precisamente y está inmerso en varios proyectos en paralelo, la gestión de toda la operativa diaria no me lleva más de 30 minutos de media. El resto del tiempo lo dedico a sacar el trabajo adelante. Y también a tomarme mis descansos, que no son más que una manera sensata de ser más productivo.